viernes, 19 de septiembre de 2008

Carbón:

Hace unos cinco o seis años estábamos en un tren con Poly Bernatene intentando sacar de nuestras galeras alguna historia para pasar el rato. El Mediterrenáneo se nos mostraba majestuoso mientras Italia se convertía en Francia y después en España. Estábamos, sí, muy pero muy lejos de casa.
Como suceden siempre estas cosas, se nos apareció de golpe una perlita: una historieta de terror pintada íntegramente a carbonilla y llena de manchones y oscuridades en cada esquina de una ciudad sombría y repleta de historias trágicas. El guión, dicho sea de paso, debía ser tan oscuro como los dibujos.
Había en un callejón un fantasma que no podía salir del lugar en donde lo mataron; un policía que guardaba más secretos que los adoquines mismos; una hermosa mujer que era, en realidad, horrible; una niña que tenía los ojos más negros del mundo... y un hombre que caminaba las calles de arriba a abajo transportando en sus espaldas una bolsa llena de carbón.
Era una bonita historia (si puede entrar tal calificativo para este tipo de argumentos). Se llamaba "El Hombre Del Carbón" (¿o era "El Hombre De Carbón"?) y nunca pasó de aquel vagón de tren.
Con Poly nos pusimos a armar otros proyectos mucho más luminosos y felices.
No sabemos para dónde nos llevará el riel de la vida y los proyectos. Aquella historia, en tanto, espera. Esa es su misión: sabe de momentos, y cuando llegue el suyo, atacará.

Aquí el "dibujito" que Poly se despachó aquella vez.
Lo guardo como un tesoro que hoy quiero compartir.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Feliz Dia!

Hoy, 4 de septiembre, se festeja en Argentina el Día Nacional de la Historieta.
La fecha no es caprichosa, y es una de las pocas veces que me siento contento de la decisión: un cuatro de septiembre de 1957 salía el primer número de la revista Hora Cero. La portada de aquel "inicio de todo" fue esta:

Hora Cero no era una revista más de historietas de las que tanto hemos conocido en el transcurso de la evolución del género. No. Hora Cero estaba escrita íntegramente por Héctor Germán Oesterheld, maestro absoluto para los que intentamos hacer mundos con cuadritos y mago irrepetible de los que nos fascina leer buenas historias.
Pero además de eso, Hora Cero estaba dibujada por los mejores de todos: Hugo Pratt, Francisco Solano López, Luis Salinas, Alberto del Castillo, Carlos Roume, Alberto Breccia... piensen en uno de los padres de la historieta y seguro que ilustraba alguna historia del viejo Oesterheld.
Ya sé que con eso solo alcanzaría con ganarse un lugar en la historia grande de la cultura argentina. Pero hay otro aditivo: en este primer número nació El Eternauta, obra magna —junto al Martín Fierro— de nuestras letras. Quien no haya leído nunca esta magnífica historieta —y le guste la aventura, la ciencia ficción y los relatos con conciencia política— no puede seguir dejando pasar el tiempo. Hoy es un buen día para empezar: nevadas mortales, invasiones extraterrestres, sobrevievientes que se unen para combatir al invasor... La gloria.

Y hay otra cuestión que me alegra mucho de este día: mi papá era un niño cuando salió este primer número de Hora Cero, y lo compró. Por algún motivo supo que estaba ante algo relevante (había que ser ciego para no darse cuenta de aquello). La siguió comprando y completó la colección hasta el momento en que dejó de salir. Hace unos días se encontró con Solano López y le pidió (cincuenta años después) que le firmara la primer página del Eternauta. Toda la gente del auditorio rodeó el momento, extrañados de que alguien haya guardado cincuenta años esas revistitas.
Mi viejo, en ese momento, volvió a ser el pibe que fue. Y ahí me di cuenta lo importante que son las historietas en la vida.

Feliz día para todos los amantes de la tinta china, los cuadritos y los diálogos englobados.