miércoles, 19 de marzo de 2008

Secretos: Corina y el Pistolero

Por algún extraño error el editor de la exquisita línea Siurell de la editorial Dolmen (cuyo interesantísimo blog pueden visitar tan solo cliqueando aquí) me propuso hace algunos meses escribir una novela gráfica autoconclusiva. Vale decir que la editorial Dolmen es la misma que publicó el Historias del Olvido, por lo que la noticia fue recibida con vítores en mi nueva casa del barrio de Flores. Dichos vítores se tranformaron en verdaeras campanas cuando, en el mismo mail, el editor transformaba su error en mi gloria cuando me escribió que el ilustrador de dicha novela gráfica sería Infame & Co. (cuyo mágico blog pueden visitar cliqueando aquí), con quien nos une una amistad bloguera y que seguramente se truncará en el momento en que me conozca.
Por supuesto que respondí (antes que me enviaran un mail notificándome que el guionista de semejante proyecto en realidad debía ser otro pero que el mail me había llegado a mí por esas cosas de la internet) que estaba encantado (porque lo estaba) y claro que me puse a escribir una historieta a velocidad de rayo.
Me propuse, tan solo, dos objetivos a seguir: pensar en todo momento en el lucimiento de los maravillosos dibujos de Infame (porque son maravillosos, ya van a ver) y escribir algo totalmente distinto a todo lo que haya escrito yo hasta la fecha.
Salió, con esas dos premisas, un western de amor con toques fantásticos.
¿El argumento?

Un tipo que llega a un pueblo para matar a un pez gordo pero se entera ni bien llega que...

Y ahí, luego de esos tres puntos y en la magia de Infame, creo, estará la gracia de este futuro libro. Se llamará Corina y el Pistolero, y se calcula su publicación en España para finales de este año.
Con ustedes, los personajes femeninos recién bocetados por Infame.
La morocha se llama Corina y creemos que es una especie de sirena. La rubia -Alicia- es... mejor no les digo. Pero si les pide un trago esta misma noche yo le pagaría dos. No vaya a ser que se enoje.

En próximas entregas (esto es, luego que Infame las vaya subiendo a su blog, ya que la primicia siempre debe ser del mago), otros personajes como Walter y Milmuertes. Tan impresionantes como los que aquí ven.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Chau!


Cuando se muere un humorista, creo, se muere una parte enorme del mundo.
Hacer reír no es poca cosa. Por eso los hijos de puta no hacen reír; matan o se ponen empresas para reventar el medio ambiente. Pero no hacen reír.
Hacer reír queda reservado para algunos que, cuando se mueren, repito, dejan un hueco.
El mejor de todos era Fontanarrosa. Cuando se fue, no estaba este blog para que le pudiera escribir unas palabras. Hoy, sí, me gustaría escribir sobre Jorge Guinzburg, que es otro genio en eso de hacer reír.
Conductor de televisión, guionista de historietas, productor (y escritor, y director) de teatro de revistas, ensayista, actor. Casi siempre, lo que hacía este petiso me causaba gracia.
Mi viejo atesora todavía la colección de Satiricón, en la que compartía staff con lo mejor del humor gráfico de la historia de Argentina (Oski, Fontanarrosa, Trillo, Dolina, Abrevaya, Crist...). No era fácil hacer reír en esos años setenta en este país, pero el petiso lo hacía. Y eso es lo que más me gustaba de él: podía estar mostrando culos y tetas por televisión y haciendo chistes con connotación sexual, pero siempre tenía un toque crítico (que aunque él lo negaba rozaba el discurso de izquierda) que lo hacía más grande. No hay, en toda su carrera, un sólo comentario que lo vuelva reaccionario (y eso, en este país y en el medio que se movía, es muchísimo decir). Siempre me guiñaba el ojo desde adentro de la tele. Me hacía pensar que pensaba igual que yo.
Una vez -recién iniciada la democracia- un periodista le preguntó en una radio: “¿Qué es el humor?”. Jorge Guinzburg respondió: “Humor es nunca tener que pedir perdón”. Pasaron más de veinticinco años de esa frase. Y todavía la recuerdo.
Hoy se fue. Era uno de los hombres más rápidos del periodismo argentino (hacía que uno se riera hasta de las respuestas de las modelos). Y, por supuesto, el mundo va a perder un pedazo. Gigante. Aunque el tipo era petiso.

domingo, 9 de marzo de 2008

Sebastián Barreiro: ningún zombie.

Antes que nada, una explicación:

Desde hace años con el genial amigo e ilustrador Sebastián Barreiro nos juntamos a ver películas. Nuestros gustos derivan en un estudio casi arqueológico de viejas glorias del cine malo (mientras más malo, mejor). Y nos descostillamos de la risa mientras vemos -por ejemplo- a los zombies comiéndose a algún humano en mal estado.
Nos gusta acompañarnos viendo estas perlitas (y antes o después de las mismas hablamos de cosas trascendentes para nuestra amistad, claro, que tampoco de zombies viven los amigos).
Así, nos volvimos expertos en el cine basura. Y nos tomamos aquello con humor. Nos gusta tomarnos un té (él) y una cerveza (yo) mientras en la pantalla Jesús Franco (o Lamberto Bava, o Lucio Fulci) nos muestra su arte lleno de tripas y malas intenciones.
Hoy, visitando su maravilloso blog, me desayuné con una hermosa sorpresa: Sebastián Barreiro me dedicaba un dibujo.
Ahora que están en el tema, una ilustración:

¿No es maravillosa? Debo decir que ese zombie saliendo de la tumba para alimentarse de nuestra masa encefálica ha logrado emocionarme.

Sebas, sos un grande. ¡Y muchas gracias por semejante honor! Juro que no me lo merezco.

Para todos los que pasen por aquí, les recomiendo visitar el blog del Sr. Barreiro (http://www.sebastianbarreiro.blogspot.com/). Allí -como en su cabeza misma- verán que no sólo hay zombies. Después me cuentan.



Nota al pie: Hace varios años que estoy trabajando en una enciclopedia total de cine de zombies. Ya me ví mas de cuatrocientas películas, así que reto a cualquier visitante a que pongan a prueba mi conocimiento inutil y que disparen un nombre cualquiera. ¡Seguro que la vi!